domingo, 17 de junio de 2007

La mancha

Una despedida in-sig-ni-fi-can-te. Según el Diccionario de la Real Academia: baladí, pequeño, despreciable. Luego las luces identificables y nuevamente en una calle céntrica, atrás de esa sombra que contradictoriamente aparece cuando está oscuro y desaparece cuando aclara. Ni asfaltos, ni empedrados, ni semáforos detienen esa marcha turbada hacia la mancha de mi cerebro. Allá voy hacia la mancha… con miedo, con la sangre líquida y burbujeante, con las perspectivas exageradas y curvas. Presiento que voy como el adicto que está a punto de consumir, como el famélico que ve comida. La sombra es enorme, todo lo cubre y toma formas humanas hasta que se diluye y se desintegra y se deshace y desaparece y nacen una calma y una paz que torna inexplicable aquella línea unidireccional, absoluta y oscura.

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